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¿Te ha pasado que llevas toda la mañana de malas, te peleas con tres compañeros de trabajo, no logras terminar ni uno solo de tus pendientes y sientes que te persigue la mala suerte antes de darte cuenta que no desayunaste? Cuando por fin logras comer y además tomas aguas, de pronto todo comienza a verse menos oscuro y hasta te sientes capaz de adelantar los pendientes del siguiente día…
Esa situación nos muestra cómo nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu están entrelazados y sería prácticamente imposible separarnos en partes. Los seres humanos somos un todo y por eso debemos cuidar esos tres aspectos para vivir una vida más en balance (y pelearnos menos con los que están a nuestro alrededor).
Mente sana en cuerpo sano
La conexión que tenemos con nuestras dimensiones es tal que sabemos que los deportistas de alto rendimiento no sólo se entrenan para lograr que su cuerpo les permita tener su mejor rendimiento físico, sino que tienen apoyo psicológico para que moldeen sus pensamientos y sus emociones para hacer posible el triunfo.
Precisamente por eso los romanos acuñaron la frase “mente sana en cuerpo sano”, pues desde entonces ya habían descubierto que sólo cuando nuestro cuerpo está bien alimentado, bien hidratado y bien descansado es cuando puede utilizar mejor la mente para concentrarse para resolver problemas, para desplegar su creatividad, para disfrutar la belleza que hay a nuestro alrededor, para tener una conversación interesante y divertida con los amigos, etc.
Y el espíritu
La parte espiritual del ser humano tiene muchas de entenderse y de vivirse sobre todo en la actualidad. Pero al igual que en el caso de los deportistas, todos conocemos anécdotas de personas que sobrevivieron situaciones terribles apoyadas en su fe y en sus creencias.
De ahí que sea tan importante que cada uno cultive también esa parte personal entrando en contacto consigo mismo para conectar con algo más grande que descubre fuera de sí. Algunos lo hacen a través de las prácticas religiosas y otros conforme a su sistema de creencias particulares. Pero al hacerlo se tiene la oportunidad de vivir con una dimensión más profunda y con mayor significado.
Hábitos saludables e integrales
Para cuidar nuestro balance cuerpo, mente y espíritu es importante adoptar algunos bueno hábitos que nos faciliten vivir en armonía con todas nuestras dimensiones.
Comer bien e hidratarte: la energía del cuerpo viene de los alimentos y el agua es vital para el funcionamiento de todos nuestros órganos.
Dormir bien: es importante recalcar el bien, porque muchas veces dedicamos horas a estar en la cama, pero no logramos un descanso profundo y revitalizador. Hay que buscar que nuestras horas de sueño sean suficientes y reparadoras.
Ejercitarte: para mantener un mejor desarrollo del cuerpo es determinante realizar ejercicio periódicamente y ese ejercicio también tiene efectos en la mente pues libera hormonas como las endorfinas que nos relajan y nos permiten, posteriormente, concentrarnos mejor.
Fomenta tus relaciones personales: las relaciones de afecto con nuestra familia y amigos contribuyen a balancear nuestras dimensiones. En ello puedes incluir acciones de servicio a los demás ya sea en tu propia esfera o dedicando tiempo al voluntariado en alguna organización de la sociedad civil de tu preferencia.
Alimenta tu intelecto: procura leer, sigue un pódcast, escucha música o ve una película, pero en verdad dedicándole tiempo, no en conjunto con otras actividades.
Conecta con tu espíritu: Dedica un tiempo a rezar o meditar según tus creencias.
Fuente: https://www.psico.org/articulos/cuerpo-mente-y-espiritu
Noviembre 23, 2021
Balance 24