Así afecta a nuestro cuerpo trabajar de noche
Los seres humanos no somos seres nocturnos, nuestra evolución nos ha hecho animales diurnos, por lo cual, trabajar durante la noche acaba pasando factura tarde o temprano.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que las personas que trabajan turnos nocturnos, y no se diga mixtos, viven cinco años menos por cada quince que se trabaje durante la noche; aunque los efectos negativos de estas jornadas se suelen ver hasta cinco o diez años después de estar trabajando de esta manera.
En contra de los ciclos circadianos
Los ciclos circadianos se rigen por la luz solar y por la oscuridad, pues por su estímulo que comienzan a segregar la melatonina que nos induce el sueño y el cortisol que nos activa. Así que las personas que trabajan en la noche, aunque logren cierta readaptación de sus ciclos, van en contra de sus hormonas; por ello, se suele tener menos concentración y cuesta más trabajo realizar las tareas.
Así mismo conciliar el sueño durante las horas de luz solar suele ser más difícil y pocas veces se alcanza el nivel de descanso que se logra durante las horas de la noche, incluso, si se toman medidas para “engañar” al cuerpo oscureciendo la habitación.
Este constante estrés suele facilitar la aparición de hipertensión arterial y cardiopatías que se suman a otros factores que afectan a la salud.
No se come igual
Las personas que trabajan en la noche suelen ceder con más facilidad al estímulo de las comidas con altas cantidad de azúcar, tienden a tener menos acceso u menso ganas de ingerir una comida completa caliente durante sus horas de vigilia, además esas comidas rápidas o frías suelen ser con menos nutrientes. A diferencia de quienes despiertan con el sol que con cierta facilidad ingieren un desayuno más completo, quienes se ven obligados a despertar a media tarde no se sienten tan inclinados a “desayunar” bien.
Estas constantes privaciones alteran los ritmos del cuerpo y facilitan la aparición de la resistencia a la insulina que puede derivar en diabetes. Pues además de la falta de nutrientes o el exceso de azúcares, la falta de sueño reparador altera el equilibrio de hormonas como la leptina que es la sustancia que nos hace sentir satisfechos con la comida, al vez que los desequilibrios en el cortisol también alteran el peso corporal. También es común que se eleven los niveles de colesterol.
Las relaciones personales también sufren
La convivencia con las personas cercanas también se ve afectada por las jornadas nocturnas. Son pocas las parejas que comparten estos horarios, la mayoría no lo hace. Y la convivencia con los hijos en primer lugar y con otros parientes y con los amigos se complica.
Quienes trabajan en la noche pueden enfrentar dilemas como asistir o no a un evento de los hijos: un partido, una premiación o una obra escolar pues eso les quitaría horas de descanso y si van quizá estén irritables y tensos en ese momento o más tarde. Igualmente perderán eventos familiares, incluso si son los días donde no laboran, porque no pueden alterar sin consecuencias sus horarios “habituales” de sueño.
¿Qué hacer?
Si se tiene que trabajar horarios nocturnos es necesario tomar con seriedad algunas medidas para minimizar los potenciales daños a la salud física y mental:
- Adaptar los hábitos: Establecer horarios de descanso estrictos, es decir, procurar irse a dormir a una hora fija (ya sean las ocho o las nueve de la mañana) y poner un horario fijo para despertar buscando que sean 7 u 8 horas continuas de descanso. Tomar esa hora de despertar como el inicio de la jornada, como si fuera nuestra “mañana”.
- Adaptar comidas: A partir esa adaptación de horarios, programar la ingesta de comidas con el mismo orden y separación en horas que si fuera de día. Procurar que sean alimentos equilibrados y saludables. Y evitar el café o bebidas estimulantes tres o cuatro horas antes del momento de ir a dormir.
- Ejercitarse: Programar en las horas de vigilia la práctica de algún deporte o acudir a un gimnasio, esto ayuda a liberar el estrés, combate el insomnio y favorece una mejor condición física.
- Establecer rutinas familiares: Encontrar formas de convivencia en las pocas horas que coincidan los horarios nocturnos con los del resto de las personas es necesario para tener una buena salud emocional.
A pesar de todo lo dicho, y si se toman las medidas adecuadas, los horarios nocturnos acaban por tener algunas ventajas que se deben valorar.
Marzo 8, 2023
Balance 24