Coloquialmente cuando alguien está muy solo, se le dice “no tiene ni perro que le ladre”. Ese dicho deja ver cuánto aportan los perros, gatos o cualquier otro animal que sea una mascota. La liga emocional que establecemos con las mascotas tiene muchos efectos positivos en nuestra salud mental.

El vínculo con las mascotas

Los animales de compañía ha sido una constante durante mucho tiempo en la vida de los seres humanos, y hoy están más presentes que nunca en muchos hogares. Es que con su sola presencia hacen que las personas se sientan mejor porque nos hacen sentir importantes, queridos y apreciados.

Hay estudios que apuntan que el vínculo que se establece con las mascotas impacta positivamente la salud de sus dueños; ayuda a reducir el estrés, pues estimulan el estado de ánimo, disipan la sensación de soledad, incrementan el bienestar y aumentan también las oportunidades de socialización al interactuar con otros dueños o con otras personas que les agradan los animales.

También se ha determinado que quienes tienen mascota tienen un mejor nivel de presión arterial, lo que disminuye la propensión a desarrollar problemas cardiacos. La interacción con los animales ya sea jugando o acariciándolos genera oxitocina y dopamina, dos de las hormonas vinculadas con el bienestar y la felicidad.

La responsabilidad de tener una mascota también tiene beneficios para todas las edades. En el caso de familias con hijos entre 6 y 12 años les da la oportunidad aprender a cuidar de otro, a ser responsable de sus necesidades sabiendo que dependen de ellos para sobrevivir. Por otra parte, personas que viven solas, sobre todo de cierta edad, encuentran que la responsabilidad de cuidar a su mascota les aleja la sensación de inutilidad y les da sentido de vida.

Saber elegir bien

Cuando una persona o una familia deciden que van a incorporar una mascota, deben primero que nada considerar que es un compromiso a largo plazo, que sí tendrá un cierto impacto económico —no tanto por la compra, que se desaconseja, pues es mejor adoptar— por los alimentos, la atención veterinaria y algunos otros gastos.

Por ello, la elección de la mascota adecuada para el estilo de vida de quienes van a convivir con ella debe considerar algunos elementos:

1. Edad, condición física y nivel de salud de los miembros de la familia, estilo de vida, etc. para estar seguros de que podrán estar a la altura de las necesidades de la mascota.
2. Especie, tamaño, raza y edad de la mascota, pues una raza de mayor tamaño necesita más ejercicio, por ejemplo.
3. Conocer las debilidades de cada raza, ya que hay ciertas razas que tienen predisposición a ciertas enfermedades.
4. Valorar el espacio físico disponible para la mascota y lugares aledaños al aire libre.