En el mundo actual, las probabilidades de sufrir enfermedades, digamos, del cuerpo son menores de lo que eran hace 100 años, simplemente porque hoy contamos con la conciencia de la importancia de la higiene, hay vacunas para un amplio abanico de infecciones, sabemos que la alimentación balanceada es básica y conocemos que el ejercicio trae muchos beneficios. Sin embargo, en el área de las enfermedades mentales estamos experimentando un aumento de ellas.

Este aumento, en cierto modo, se debe a que hoy hablamos más del tema y tenemos más claro que es vital atenderlas. Pero también, es cierto que el aumento se ha dado por el clima de incertidumbre en lo económico y político, como consecuencias de haber interrumpido nuestras rutinas por la irrupción de la pandemia y luego tener que readaptarnos a las nuevas circunstancias, por el exceso de información en los medios de comunicación, sobreestimulación por las redes y muchas otras situaciones de la vida actual.

Entre las enfermedades mentales, hay una que ha ganado terreno. A veces es confuso pues se le llama “ansiedad”, y esa sensación de inquietud es parte de la vida de todos; sin embargo, cuando se presenta de manera intensa y persistente es problemática y lo adecuado es identificarla como “trastornos de ansiedad”.

El trastorno de ansiedad tiene diferentes manifestaciones a las que se les da nombres específicos: trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad social (fobia social), fobias específicas y trastorno de ansiedad por separación. Se puede padecer más de un trastorno de ansiedad y hay tratamientos médicos profesionales que pueden ayudar.

Alertas a atender

Algunos de los síntomas que deben considerarse como alerta para buscar ayuda profesional son los siguientes:

-Tener dificultades para controlar las preocupaciones y que éstas causen dificultades para concentrarse. También se presenta como una preocupación desproporcionada, o sea, preocuparte de más por cosas que no son en realidad graves.

-Cambiar rutinas o evitar actividades que se solían hacer porque experimentas nerviosismo o alteración del ánimo al hacerlas.

-Pensamientos reiterativos y difíciles de controlar que te hacen sentir inquietud y tensión de manera constante.

-Aumento del ritmo cardiaco, que se siente tanto como que el corazón late más rápido o que lo hace tan fuerte que hasta lo escuchas.

-Mareos y falta de aire o que se hiperventile, es decir, una respiración superficial acelerada con poco ingreso de aire al cuerpo.

-Dolores musculares y otras molestias físicas que no son causados por una enfermedad, por exceso de ejercicio o por otra causa identificable.

-Sensación de que estar en un peligro inminente, sin que haya nada en el entorno que justifique ese temor. Ese terror puede surgir de la nada y escalar en unos minutos (se les conoce como

-Sudoración excesiva, otra vez, sin que haya una causa física real que la justifique.

-Temblores de manos y piernas, a veces, también sacudidas de todo el cuerpo como lo recorriera una corriente eléctrica.

-Sensación de debilidad o cansancio constante, muchas veces se debe a dificultades para conciliar el sueño o tener un descanso reparador. Las dificultades persistentes para dormir, en sí mismas son un síntoma también.

-Hay problemas gastrointestinales como la gastritis y la colitis que se asocian a la ansiedad.

Se debe insistir que experimentar de vez en cuando algunos de los síntomas o como respuesta natural a una situación real es normal (por ejemplo, sentir inquietud y que se te acelera el pulso mientras cruzas un parque solitario y poco iluminado a medianoche es lógico). Pero si los síntomas son constantes e interfieren con la vida cotidiana sí vale la pena buscar ayuda profesional. Mantener nuestro balance interno es muy importante para nosotros y para los que nos rodean.

Fuentes:

https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/anxiety/symptoms-causes/syc-20350961

https://www.healthline.com/health/es/sintomas-de-ansiedad

https://medlineplus.gov/spanish/anxiety.html