El 70% de asintomáticos presenta algún órgano afectado cuatro meses después de tener COVID-19
El COVID-19 irrumpió en nuestras vidas como pocas enfermedades en la historia de la humanidad, pero no sólo por haber cambiado cómo hemos vivido el último año, sino porque es una enfermedad que todavía no acabamos de conocer y cuyas afectaciones son más amplias de lo que alcanzamos a ver. Estas afectaciones se dan, como la enfermedad, en jóvenes, adultos, adultos mayores y, en casos, escasos también en menores.
Esta enfermedad se ha presentado de dos formas: la sintomática y la asintomática. Aunque es más común que la gente se preocupe por la primera pues se puede complicar con mayor rapidez, lo cierto es que en ambas formas puede haber secuelas hasta muchos meses después. En el grupo de los asintomáticos hasta el 70 % puede presentar alguna alteración o daño posterior sin importar su edad.
Síntomas y signos que se quedan
Entre los síntomas y signos que persisten una vez que se ha superado la fase infecciosa en sí están:
-fatiga
-falta de aire
-tos
-dolor en articulaciones
-dolor en pecho
-dolor en músculos
-dolores de cabeza
-pérdida del olfato y el gusto
-problemas de memoria y concentración
-erupciones
-pérdida del cabello
Lesiones en órganos y sistemas
Como se puede adivinar por los signos que persisten, el COVID-19 es una enfermedad multisistémica, es decir, que afecta a muchos órganos del cuerpo. Algunos dejan de tener molestias semanas después, pero algunos de los primeros infectados todavía las padecen a casi un año.
En el área neurológica la percepción de olores y sabores son afectaciones menores, pero también tienen ese origen las dificultades por las que la gente no puede concentrarse con la facilidad de antes. Sin embargo, se teme que a la larga podría facilitar el desarrollo del Parkinson y el Alzheimer.
Como durante la infección, el virus afecta la circulación favoreciendo la aparición de trombos (es decir, coágulos de sangre que se atoran en los vasos sanguíneos), se afecta el sistema cardiaco dejando daños en el corazón y en venas y arterias.
Los trombos también lastiman al sistema respiratorio. La enfermedad deja diminutas pero múltiples cicatrices quedan al interior de los alveolos que no permiten que éstos se inflen como antes. El daño puede ser tan extremo que, incluso gente joven, ha requerido trasplantes de pulmón para sobrevivir.
Los tejidos de la piel también han presentado secuelas que se manifiestan tanto en la pérdida del cabello como en zonas con salpullidos que no ceden. Algo parecido ha ocurrido en los ojos, pues a veces, sólo se padece el COVID-19 como una conjuntivitis que tarda meses en superarse.
Como la emergencia de los nuevos casos no ha parado, todavía se habla poco de todas estas secuelas. Si bien en algunos lugares ya se están abriendo clínicas y espacios para buscar que los que las están sufriendo tengan atención a largo plazo para su recuperación.
Por lo pronto, el mejor (y quizá por años el único) camino para que esta enfermedad no altere nuestro balance personal y familiar es evitar contraerla. Por lo que no ha que dejar las medidas preventivas:
-utilizar correctamente sobre boca y nariz un cubrebocas de tres capas
-el lavado continuo de manos con agua y jabón por 20 segundos cada vez
-el uso de gel con 70% de alcohol
-mantener la sana distancia cuando se deba salir de casa.
Fuente:
https://www.mediotiempo.com/otros-mundos/70-asintomaticos-presenta-organo-afectado-meses-covid-19
https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/coronavirus/in-depth/coronavirus-long-term-effects/art-20490351#:~:text=Los%20s%C3%ADntomas%20de%20COVID%2D19,recupera%20completamente%20en%20unas%20semanas.
Marzo 1, 2021
Balance 24