Mindfulness y meditación, ¿cuál es la diferencia?
Vivimos buscando ser más productivos, dedicar más tiempo a la actividad física, a comer más saludablemente, tener un hogar limpio y ordenado, sin descuidar el equilibrio de las relaciones personales; además, en medio del ruido de la ciudad, del bombardeo de las redes sociales y siendo esclavos de las pantallas. Muchas veces todo ello deriva en un constante estrés que nos lleva al agotamiento, físico, mental y emocional.
Por ello, tanto del mindfulness como la meditación se ha hecho presentes como caminos para facilitar desenredar esa maraña de exigencias y expectativas de nuestra vida. Para algunos se trata de prácticas independientes y con diferentes raíces, para otros son dos caras de la misma moneda y otros consideran a una hija subordinada de la otra.
Lo cierto es que tienen tantos puntos en común, que la respuesta no es tan clara; pero sí conocemos un poco más sobre cada una, tendremos el panorama más claro y, lo más importante, sabremos cómo sacarles provecho en nuestro día a día.
Meditación
Los orígenes de la meditación se encuentran en la India, específicamente en el budismo, aunque las técnicas de meditar también forman parte de varias religiones con ligeras variantes en los propósitos finales. En términos generales, la meditación que viene de la India y que se ha vuelto muy popular plantea el liberar la mente para que fluya y no se concentre en algo en particular.
Se busca llegar a una estado de conciencia de concentración profunda en uno mismo, que comienza con entrar en contacto con los sentidos del cuerpo y controlar la respiración para que no se dispersen las sensaciones sino que se lleven a ese punto de conexión interna.
Existen varios caminos para aprender a meditar, y una de las populares, es el yoga, que gracias a sus movimientos y posturas que a partir del uso consciente del cuerpo justamente facilitan ese estado de conciencia. Sin embargo, hay otras formas que se pueden aprender partiendo de la respiración, de la escucha de cierta música, en cierto entorno relajado.
La meditación, pues, requiere de dedicarle un tiempo y un lugar, además de seguir ciertos pasos. El resultado suele redundar en bajar el estrés por la relajación de cuerpo y mente; una mejor regulación de las emociones y así facilita la toma de decisiones.
Mindfulness
En los años setenta el budismo y otras disciplinas parecidas empezaron a interesar en Occidente y se comenzaron a apreciar los beneficios de la práctica de la meditación. Específicamente, Jon Kabat-Zinn tomó esa base para crear un programa de reducción de estrés y dolor que se basaba en la atención plena o mindfulness. Su programa primeramente iba encaminado a cuestiones médicas y lo presentó en la Universidad de Massachussets.
Con el tiempo, esta forma más sistematizada se comenzó a difundir. En su forma más simple se considera mindfulness justamente a dar atención plena a las actividades de la vida. En otras palabras, a conscientemente luchar contra las distracciones para concentrarse en la tarea particular frente a nosotros. Así puede aplicarse en cosas muy cotidianas: cocinar, limpiar, pasear, escribir, trabajar, etc. Es decir, no necesita un lugar ni un tiempo específico.
Los beneficios que se le reconocer al mindfulness son la mejora en el rendimiento, la resolución de conflictos y favorece la autoestima porque alimenta la satisfacción de concluir las tareas.
Algunos establecen que el mindfulness es más un estilo de vida si se aplica como sistema para hacer de este estar presente una manera positiva de relacionarnos con el entorno.
Meterse en serio
Ambas prácticas, como se ve, tienen puntos de conexión y ambas ofrecen beneficios. Aunque las dos se pueden aplicar digamos de manera intuitiva y por momentos en la vida, lo ideal es aprender más de cada una para lograr obtener los mayores beneficios encontrando lo que funciona para cada uno.
Fuentes:
https://sadhakaspace.org/mindfulness-y-meditacion/
https://mejorconsalud.as.com/diferencia-mindfulness-meditacion/
Agosto 11, 2022
Balance 24